Continuamos con la divulgación de "Mindfulness y psicología: Fundamentos y términos de la psicología budista" escrito originalmente por Israel Mañas Mañas, Clemente Franco Justo y Michèle Ann Faisey. Aquellos interesados en leer las entradas pretéritas a ésta, pueden hacerlo mediante los siguientes enlances:
FUNDAMENTOS 1
FUNDAMENTOS 2
FUNDAMENTOS 3
FUNDAMENTOS 4
FUNDAMENTOS 5
Los cuatro fundamentos del Mindfulness
"Monjes, el único camino para
la purificación de los seres, para la superación de la pena
y las lamentaciones, para la destrucción del dolor y de la
aflicción, para alcanzar el recto sendero, para la
realización del Nibbána es éste: Los Cuatro Fundamentos de
la Atención". Siguiendo a Nhat Hanh (2000):
1. Mindfulness del cuerpo. El primer fundamento es ser consciente del cuerpo en el cuerpo. Al inspirar sé que vivo en mi cuerpo, al espirar le sonrío. Al practicar de ese modo renovamos nuestro conocimiento del cuerpo y hacemos las paces con él.
Debemos comenzar notando
todas las posiciones y movimientos del cuerpo, permaneciendo
totalmente en él, aunque lo estemos observando. Al
sentarnos, levantarnos, andar o tendernos, sabemos que nos
sentamos, levantamos, andamos o nos tendemos. A esta
práctica se la denomina: reconocer simplemente.
La segunda forma en que Buda
nos enseñó a ser conscientes del cuerpo en el cuerpo es
reconociendo todas sus partes, desde la coronilla hasta la
planta de los pies. A través de nuestra atención sentimos la
nariz, la boca, los brazos, el corazón, los pulmones, la
sangre y todo lo demás. Podemos realizar la práctica de
escrutar nuestro cuerpo mientras meditamos sentados o
mientras estamos tumbados.
El tercer método que Buda
ofreció es percibir los elementos que componen al cuerpo:
tierra, agua, fuego, aire. El elemento tierra se refiere a
las cosas sólidas. Cuando vemos el elemento tierra tanto
fuera como dentro de nosotros, descubrimos que en realidad
no existe una frontera entre nosotros y el resto del
universo. Estamos compuestos por más de un 70% de agua,
entonces reconocemos el elemento agua que hay dentro de
nosotros mientras meditamos. El elemento fuego es el calor
tanto interno como externo a nosotros. Para que la vida
exista se necesita calor. El cuarto elemento de nuestro
cuerpo es el aire. La mejor manera de experimentar el
elemento aire es hacer la práctica de respirar
conscientemente. Cuando inspiro digo.... "inspirando",
cuando espiro digo.... "espirando". No intentamos controlar
la respiración, no importa que sea corta o larga, profunda o
superficial, respiramos simplemente de manera natural y
dirigimos la luz de la atención hacia ella. De ese modo
notamos que nuestra respiración se vuelve más lenta y
profunda de forma natural. Ahora puedes probar con
"profunda"... "lenta". Más tarde descubrirás que estás más
sereno y a gusto, "Inspirando me siento sereno"...
"Espirando me siento a gusto". Y después "Inspirando
sonrío"..."Espirando me libero de todas mis preocupaciones y
ansiedades". La última practica es "Inspirando permanezco
profundamente en el momento presente"... "Espirando sé que
este es un momento maravilloso".
Nada es más precioso que
vivir el momento presente, siendo plenamente vivo y
consciente. Otra práctica que nos ayuda a ser conscientes de
la respiración es contar. Mientras inspiras cuenta "uno" y
al espirar nuevamente "uno". Así hasta 10, y luego de 10 a
1. Si te distraes vuelve nuevamente a 1. Cuando logres
contar sin equivocarte, podrás dejar de hacerlo y comenzar
con "inspirando"..."espirando". Respirar conscientemente
produce una gran alegría.
2. Mindfulness de las sensaciones.
El segundo fundamento es ser consciente de las sensaciones en las sensaciones. Las sensaciones forman parte de las 51 clases de formaciones mentales. Pueden ser agradables, desagradables o neutras.
Cuando tenemos una sensación agradable tendemos a aferrarnos a ella y cuando es desagradable a rechazarla.
Pero en ambos casos lo más eficaz es regresar a la respiración y observar simplemente las sensaciones identificándolas en silencio: "Inspirando sé que hay una sensación agradable (o desagradable) en mí"... "Espirando sé que hay una sensación agradable (o desagradable) en mí".
El segundo fundamento es ser consciente de las sensaciones en las sensaciones. Las sensaciones forman parte de las 51 clases de formaciones mentales. Pueden ser agradables, desagradables o neutras.
Cuando tenemos una sensación agradable tendemos a aferrarnos a ella y cuando es desagradable a rechazarla.
Pero en ambos casos lo más eficaz es regresar a la respiración y observar simplemente las sensaciones identificándolas en silencio: "Inspirando sé que hay una sensación agradable (o desagradable) en mí"... "Espirando sé que hay una sensación agradable (o desagradable) en mí".
Llamar a cada sensación por
su nombre nos ayuda a identificarla y verla con profundidad.
Si nuestra respiración es ligera y serena –resultado de
respirar concientemente– el cuerpo y la mente se volverán
gradualmente más livianos, serenos y claros, y nuestros
sentimientos también.
Nuestros sentimientos son parte de nosotros, y mientras los experimentamos somos esos sentimientos. La practica de no aferrarse ni rechazar los sentimientos es una parte importante de la meditación. Si los afrontamos con cuidado, con afecto y sin violencia, podemos transformarlos en un tipo de energía sana y nutritiva.
Nuestros sentimientos son parte de nosotros, y mientras los experimentamos somos esos sentimientos. La practica de no aferrarse ni rechazar los sentimientos es una parte importante de la meditación. Si los afrontamos con cuidado, con afecto y sin violencia, podemos transformarlos en un tipo de energía sana y nutritiva.
3. Mindfulness de la mente.
El tercer fundamento es ser concientes de la mente en la mente. Ser concientes de la mente es percibir las formaciones mentales. Cualquier cosa que se forma, cualquier cosa que está hecha de algo más, es una formación. Una flor es una formación. Nuestra ira es una formación mental. Algunas formaciones mentales están presentes constantemente y se denominan: universales (contacto, atención, sensación, percepción y volición). Otras surgen en determinadas circunstancias (afán, determinación, consciencia, concentración, sabiduría). Algunas elevan el espíritu y nos ayudan a transformar el sufrimiento (formaciones mentales sanas y beneficiosas), y otras son pesadas y nos aprisionan en nuestro sufrimiento (formaciones mentales insanas o perjudiciales).
Hay formaciones mentales que
en algunas ocasiones son sanas y en otras insanas, como la
somnolencia, el arrepentimiento, el pensamiento inicial y el
pensamiento desarrollado. Cuando el cuerpo y la mente
necesitan descansar, dormir es sano, pero dormir todo el
tiempo puede ser insano. Cuando nuestros pensamientos nos
ayudan a ver con claridad, son beneficiosos, pero si la
mente está dispersa en todas direcciones, esa clase de
pensamientos son perjudiciales. Nuestra consciencia está
llena de bellos aspectos como la fe, la humildad, la
dignidad, la ausencia de deseo, de ira, de ignorancia, la
diligencia, la tranquilidad, el interés, la ecuanimidad y la
no violencia.
4. Mindfulness de
los objetos mentales.
El cuarto fundamento es ser conscientes de los fenómenos en los fenómenos (los objetos de nuestra mente). Cada una de nuestras formaciones mentales debe tener un objeto. Si estás enojado, tienes que estarlo con algo o con alguien, y a esa persona o cosa la llamamos objeto de tu mente. Hay 51 formaciones mentales, por lo tanto hay 51 clases de objetos de la mente. Al observar una vela, surge una idea o una imagen de la vela en nuestra mente. Una percepción es un signo, una imagen en nuestra mente.
El cuarto fundamento es ser conscientes de los fenómenos en los fenómenos (los objetos de nuestra mente). Cada una de nuestras formaciones mentales debe tener un objeto. Si estás enojado, tienes que estarlo con algo o con alguien, y a esa persona o cosa la llamamos objeto de tu mente. Hay 51 formaciones mentales, por lo tanto hay 51 clases de objetos de la mente. Al observar una vela, surge una idea o una imagen de la vela en nuestra mente. Una percepción es un signo, una imagen en nuestra mente.
"He aquí que en esta enseñanza, un monje, fervoroso, comprendiendo claramente y atento, superando la codicia y aflicción inherentes al mundo, medita practicando la contemplación del cuerpo en el cuerpo; medita practicando la contemplación de las sensaciones en las sensaciones, medita practicando la contemplación de la mente en la mente, medita practicando la contemplación de los objetos mentales en los objetos mentales; fervoroso, comprendiendo claramente y atento, superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo".
FUNDAMENTOS 7
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